miércoles, julio 30, 2008


Comunicación femenina y masculina

Tras las vacaciones de verano, y tras las vacaciones de Navidad, un gran número de parejas acuden a consulta debido a las dificultades que tienen para entenderse y convivir. Las vacaciones son una época en la que los conflictos de pareja se multiplican. En Navidad hay factores que contribuyen desde luego a incrementar la posibilidad de desencuentros, como por ejemplo la no siempre fácil convivencia con la familia propia, y la familia política.

Puesto que existen multitud de factores que pueden influir en los desencuentros de una pareja, en el presente artículo voy a centrarme en uno de los más frecuentes: los estilos de comunicación masculina y femenina.

Detrás de muchos problemas hay una gran incapacidad para la comunicación y la negociación entre los miembros de la pareja. Las preguntas que suelen hacerse y hacer generalmente a la terapeuta o al terapeuta son:

“¿Por qué discutimos tanto?” “No somos capaces de ponernos de acuerdo” “Nos queremos mucho pero aun así nos peleamos frecuentemente” “Recuerdo que al principio de conocernos no era así, pero ahora no se que nos pasa pero estamos todo el día riñendo” “No es capaz de ceder en nada” “Cada vez que hablamos nos peleamos” “¿Por qué no somos capaces de entendernos?”…

Todo esto con la extrañeza característica que acompaña a este tipo situaciones: si hay amor ¿cómo es posible que no exista felicidad en la convivencia?.

Tal y como he mencionado, la comunicación y las dificultades para entenderse suelen estar detrás de muchos problemas relacionales en la pareja. Tanto es así que podríamos afirmar sin equivocarnos que puede ser este el motivo de un gran número de rupturas y separaciones… y en general, de mucha infelicidad.

Estilos de comunicación femenina y masculina

Normalmente hombres y mujeres tienen estilos de comunicación diferentes. Para ser más exactos, hombres y mujeres usan el lenguaje de manera distinta, y para cosas distintas.

Una primera diferencia sería que el estilo de comunicación “masculino” se caracteriza por ser más operativo, encaminado más a la resolución de situaciones y problemas concretos.

Por su parte, el estilo comunicacional característico en la mujer suele ser más afectivo, más emocional. En general, La mujer utiliza el leguaje más para el establecimiento de lazos afectivos y su mantenimiento, y para la expresión de emociones.

También es diferente la forma en que las mujeres y los hombres suelen abordar los problemas, y se comunican sobre los mismos: para ellas, hablar y darle vueltas a un problema, aunque no tenga solución, es en sí una forma de aliviarlo y les relaja. Para ellos, hablar de un problema que no tiene solución es estresante y produce tensión.

De esta forma una pareja heterosexual puede hablar y no entenderse. Muchas veces y sobre todo cuando estas situaciones se repiten a menudo, la incomprensión se interpreta erróneamente como falta de interés, desamor, o actitud irracional de la otra persona.

Un ejemplo muy típico para ilustrar lo que comento: esta sería una conversación entre una pareja heterosexual. Ella tiene un problema en el trabajo, que le está comentando a él:

Ella: ésta compañera de trabajo me está haciendo la vida imposible. Hoy me ha dejado colgada con un cliente, y he tenido que hacer mi trabajo y el suyo.
Él: deberías mandarla a paseo
Ella: sabes que no puedo, está totalmente enchufada con el jefazo. Fíjate que hoy, sin ir más lejos, cuando se ha marchado sin atender al cliente, me ha pedido que le diga yo misma al jefe que tenía que salir a un asunto urgente.
Él: entonces deberías ignorarla. Pasa de ella.
Ella: no puedo pasar de una persona con la que tengo que trabajar estrechamente. Pues como te iba diciendo, se ha largado a un asunto urgente, y el “asunto urgente” era la peluquería, y...
Él: pues entonces, intenta fastidiarla, haciendo tú lo mismo. Déjale el trabajo a ella.
Ella: no puedo hacer eso, soy responsable de mi propio trabajo ante mi jefe, además es mi labor, pero ¿quieres hacer el favor de escucharme?
Él: no entiendo por qué tienes que enfadarte, estaba intentando ayudarte a solucionar tu problema.
Ella: no quiero que me ayudes, sólo que me escuches, si no tiene solución
Él: entonces, ¿para qué le das vueltas? Olvídalo
Ella: es imposible hablar contigo
Él: con quien es imposible hablar es contigo. No hay quien te entienda.


En este caso, la mujer sólo quería “conectar” emocionalmente con su pareja, y expresarle sus sentimientos ante una situación que ya ha meditado, y ante la que no existe solución. El hombre, sin embargo, interpreta la conversación de ella como una petición de ayuda ante un problema que hay que resolver, y con su mejor voluntad, ofrece soluciones al mismo.

La mujer usa el lenguaje para comunicar sentimientos y compartir un estado emocional y el hombre piensa que el objeto de la conversación es resolver un problema. Por ello acaban peleándose.

No había malas intenciones ni desinterés por parte de él (que pretendía aportar soluciones al problema que ella estaba comentando), aunque ella percibe sus intervenciones como una clara muestra de desinterés e incapacidad para escucharla. Ella desearía la escucha y la conversación sobre el tema en sí, pero no le está pidiendo a él que le resuelva el problema. De la misma forma, él interpreta que ella le pide ayuda y luego se enfada porque se la proporciona, con lo cual acaba también enfadado y confuso.

Aquí estoy hablando de estilos generales de comunicación, pero siempre hay que recordar que no todos los hombres son iguales entre sí, ni tampoco lo son las mujeres, y no todas y todos responden a estos patrones. Pero en general, es cierto que el uso de diferentes estilos de comunicación produce muchos quebraderos de cabeza a ellas y a ellos.

En el próximo artículo dedicaré otras líneas a este tema.

María Victoria Ramírez Crespo
Sexóloga y psicóloga
Asociación Lasexologia.com
www.lasexologia.com
www.lasexologia.net

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