lunes, julio 28, 2008

Diferencias entre el erotismo femenino y masculino

En consulta se observa que una queja frecuente por parte de muchas mujeres es que los hombres sienten menos deseo de mantener caricias, o no dedican tiempo suficiente a dichas caricias, especialmente en las zonas no genitales. Los hombres, en cambio, se quejan frecuentemente de que su pareja siente menos deseo que ellos de mantener coitos. Estas quejas son una muestra de algo que se comprueba también en la mayoría de los estudios sobre sexualidad masculina y sexualidad femenina, y es que en general, existen diferencias entre la erótica femenina y la masculina.

Con frecuencia se observa que el erotismo femenino se encuentra más repartido por todo el cuerpo, por toda la superficie de la piel. Además, las mujeres (en general) tienen menos erotizados los genitales que los hombres, algunas mujeres incluso, no los han erotizado en absoluto, no han aprendido a estimularlos, a masturbarse, ni tampoco a tener orgasmos.
Por otro lado, las mujeres que sí han aprendido a erotizar los genitales, suelen disfrutar más con caricias en los genitales (con la mano, boca, etc.) que con el coito, debido a la posición del clítoris.

En cuanto a los hombres, el erotismo masculino tiende a concentrarse con más frecuencia en los genitales. A veces, el hombre no ha erotizado el conjunto de la piel, sino que ha erotizado principalmente la zona genital, y no concibe un encuentro erótico si no está presente de algún modo la estimulación de dicha zona genital (y especialmente, el coito).

Esto suele ser producto de la educación diferencial que se proporciona a mujeres y hombre. A las niñas no se les enseña, precisamente, a conocer y amar sus genitales, y a los niños, con frecuencia, se les acaricia menos y no se les enseña a valorar el contacto físico (besos, abrazos…) en la misma medida que a las niñas.

Por supuesto, hay que recordar también que estamos hablando en general, hay hombres particulares con el erotismo muy repartido por el cuerpo y mujeres particulares con los genitales muy erotizados.


¿Qué desean las mujeres (en general)?

Pero en general, es frecuente encontrar que las mujeres heterosexuales se quejan de que si su pareja (hombre) las acaricia, es porque desea una relación coital (o, como mínimo, genital), y el uso de la caricia es un instrumento para “poner a tono” a la pareja. Muchas mujeres afirman que desearían intercambiar más caricias con su pareja, sin que esto necesariamente, tuviera que acabar en un encuentro genital o coital (a veces sí, a veces no, pero no necesariamente siempre).

En ocasiones, también se menciona por parte de muchas mujeres que las caricias utilizadas por sus parejas son demasiado “directas”, concentrándose principalmente en zonas tales como senos, genitales, nalgas, etc., descuidando otras zonas que para la mujer, sin embargo, resultan muy placenteras.

Y cuando la mujer ha aprendido a erotizar los genitales, usualmente afirma disfrutar más con caricias en los genitales (con la mano, con la boca, frotando sus genitales con el cuerpo de la pareja) que con la penetración.


¿Qué desean los hombres (en general)?

El hombre, en cambio, ha sido educado para concentrar su erotismo en sus genitales y en los genitales de la propia pareja, con lo cual con frecuencia no ha aprendido a erotizar el resto de su cuerpo, y percibe las caricias en zonas no genitales como muestras de afecto o cariño, más que como contactos eróticos. Por ello, en las relaciones eróticas gusta en menor medida las caricias con su pareja, o bien las usa como “preliminares” (en general, no olvidemos que todos los hombres no son iguales y no todos tienen los mismos gustos).

Puesto que el hombre en muchos casos es considerado (socialmente) el “experto” y el “director” de la relación erótica, con frecuencia las relaciones que mantiene son más características de la educación que han recibido los varones (centradas en los genitales, muy centralizadas en la penetración y con un uso limitado o instrumental de la caricia,).

Además, si hay contacto genital, el varón suele preferir el coito, que es adecuado para su propio orgasmo pero en la mayoría de las ocasiones no para el orgasmo femenino (para el orgasmo femenino serían más adecuadas las caricias cerca del clítoris con las manos, boca, etc.). Obviamente, como consecuencia de esto, la mujer tarda más en excitarse, o incluso en muchos casos no se excita o no disfruta.

Pero los hombres también se encuentran con una dificultad añadida: por el rol pasivo que en muchos casos asume la mujer, tampoco le comunica a él sus preferencias eróticas, o si lo hace no suele insistir sobre éste punto (pensando que lo que él hace será “lo normal”).


Crear puntos de encuentro

A muchas parejas les beneficiaría aprender a disfrutar de las caricias por sí mismas, sin usar siempre la caricia como un camino hacia el coito o hacia el encuentro genital.

A las mujeres en general les beneficiaría aprender a conocer y amar los propios genitales, como una parte más del cuerpo que también es hermosa, y que puede producir sensaciones agradables. En este sentido, la mujer podría aprender del varón, que suele conocer y tener muy erotizados los genitales.
También a la mujer en general le vendría bien desprenderse un poco del rol pasivo que tradicionalmente se le ha asignado, y aprender a tener orgasmos por sí misma (en la masturbación, por ejemplo), para después poder compartir este conocimiento con su pareja (o para disfrutar a solas).

A los hombres en general les beneficiaría aprender a disfrutar de caricias en zonas no genitales. En este caso sería el varón el que podría aprender de la mujer a disfrutar de la erótica de todo el cuerpo (no sólo la genital), con lo cual tendría más posibilidades para el placer.

También se beneficiaría el varón de un rol más pasivo en la relación, que le libraría de la carga de “ser siempre el experto o el director de los encuentros”. Y por supuesto, ambos se beneficiarían de aprender a pedir, de comunicar los propios gustos, y escuchar y atender (en la medida de lo posible) los de la otra parte.

Todo el cuerpo tiene sensibilidad, toda la piel puede producir sensaciones agradables. Podríamos recordar (y esto es válido para ambos sexos) que quien tiene todo el cuerpo, toda la piel, para disfrutar, y sólo aprovecha una parte, es como quien tiene todo el mundo para viajar y no sale nunca de su pueblo (lo cual también es una opción, cada cual que elija lo que le haga feliz).

María Victoria Ramírez Crespo
Sexóloga y psicóloga
Asociación Lasexologia.com
www.lasexologia.com
www.lasexologia.net

No hay comentarios: