miércoles, julio 30, 2008


¿Países sin homosexualidad?

Mucho se ha hablado de las declaraciones del presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, en la universidad de Columbia (Nueva York), en las que afirmaba que “la homosexualidad no existe en Irán”.

Es evidente que si en una cultura determinada las prácticas homosexuales se castigan, la proporción de personas que manifiesten mantener dichas relaciones disminuirá, sobre todo si se castigan con la muerte, como sucede a veces en Irán. Si por el contrario, las prácticas homosexuales son toleradas e incluso potenciadas socialmente, el número de personas que las practica (o afirma practicarlas) aumentará.

Visto el elevado número de voces de personas homosexuales e iraníes que se han levantado tras las declaraciones de Ahmadinejad, si hay un país en el mundo donde no exista la homosexualidad no parece que este sea Irán precisamente. Por otro lado, una cosa es que por miedo no se mantengan prácticas homosexuales, y otra cosa es que no existan personas homosexuales.

Pero podríamos preguntarnos ¿existe alguna cultura en el mundo donde no exista realmente la homosexualidad? ¿Existe alguna cultura en la que no se den prácticas homosexuales en absoluto? ¿Qué han mostrado los estudios antropológicos al respecto?

Los resultados de las investigaciones antropológicas muestran que existen numerosos ejemplos de culturas en las que las conductas homosexuales son toleradas e incluso potenciadas (especialmente la homosexualidad masculina).

Por ejemplo, Beach y Ford (1951) encontraron que en las 76 sociedades estudiadas, una mayoría de ellas consideraba aceptable y normal el que las personas mantuvieran conductas homosexuales. Sólo en el 37% de dichas culturas, las relaciones homosexuales eran infrecuentes, o se realizaban en secreto.

En algunas sociedades la homosexualidad no sólo no está penalizada, sino que está institucionalizada, es decir, existe una cierta “obligación” normativa de pasar en algún momento de la vida por relaciones homosexuales. Por ejemplo, en el caso de los Eroto, (estudios de Nelly, en 1976, realizados en la región de Trans-Fly), el coito heterosexual es considerado peligroso para el varón, al creer que disminuye sus reservas limitadas de semen, y que disminuye la energía y vitalidad masculina. Por ello, se potencian las relaciones homosexuales, que institucionalizan en forma de ritos de maduración para los muchachos hasta que se les considera adultos. Se piensa que estos ritos propician la maduración del chico, y su transformación en hombre capaz de producir semen.

En cuanto a la homosexualidad femenina, como en muchos otros asuntos referentes a la mujer, las investigaciones brillan por su ausencia. Con frecuencia se tiende a pensar en la mujer como en una especie de costilla de Adán, y se considera que todo estudio realizado con una muestra de hombres, se puede aplicar sin más a la mujer, lo cual es falso. Esta creencia tan difundida, incluso entre los científicos e investigadores, nos ha dejado escasísimos estudios de la homosexualidad femenina en otras culturas.

Entre los escasas observaciones realizadas respecto a la homosexualidad femenina en otras culturas, cabe destacar algunas: entre los Kung del Sudan, según las investigaciones de Shostak (1981) las mujeres jóvenes antes de iniciar sus relaciones sexuales con hombres, mantienen diversos juegos sexuales con otras chicas. En China, en Kwantug, las mujeres formaban hermandades en las que en algunos casos se establecían relaciones sexuales con otra mujer de la comunidad.

Lo cierto es que dado que el estatus de la mujer ha sido inferior al del hombre en la inmensa mayoría de las culturas, la homosexualidad femenina ha sido también menos tolerada.

En cualquier caso, los estudios han demostrado que en prácticamente todas las culturas del mundo se encuentran ejemplos de relaciones homosexuales. Lo que varía es la tolerancia de cada cultura al respecto, y por tanto, su visibilidad.

Los investigadores C.S. Ford y F.A. Beach, que estudiaron la incidencia de la homosexualidad en todo el mundo, concluyeron que “la homosexualidad humana no es básicamente producto de un desequilibrio hormonal o de una herencia “pervertida”. Es el producto de la herencia mamífera fundamental de la sensibilidad sexual general tal como se modifica bajo el impacto de la experiencia”

Personas como el presidente de Irán no “acabarán con la homosexualidad en sus países”, a menos, claro está, que acaben con todo signo de vida humana y animal (porque también en la mayoría de las especies animales se dan conductas homosexuales).

En todo caso, lo que lograrán es hacer profundamente infelices a un gran número de personas. En algunas ocasiones, incluso acabarán con su vida. Pero desde luego, no evitarán ni las conductas, ni por supuesto los deseos homosexuales, ya que es imposible acabar con la diversidad (y la riqueza) de la sexualidad humana, con la diversidad de gustos y deseos, que van a ser necesariamente individuales y particulares en cada uno de nosotros y nosotras.

María Victoria Ramírez Crespo
Sexóloga y psicóloga
Asociación Lasexologia.com
www.lasexologia.com
www.lasexologia.net

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