jueves, julio 31, 2008


Érase una vez un clítoris II

En un artículo anterior hablamos de la aparición del clítoris con los reptiles, y mencionamos también que a pesar de que tanto en los genitales de la hembra humana como en los de la hembra del reptil está presente el clítoris, la sexualidad de ambas es muy diferente. En los reptiles, sexualidad y reproducción están íntimamente ligados, no así en los humanos.

Una muestra de que la reproducción no es el único fin de la sexualidad en los seres humanos, es la posición del clítoris en la hembra humana: el glande del clítoris no se sitúa en la entrada de la vagina, y se estimula más fácilmente con caricias (con la mano, con la boca, presionándolo con partes del cuerpo de la pareja como el pubis o los muslos) que con la estimulación del pene en la vagina. Es decir, el glande del clítoris de la hembra humana se estimula más fácilmente con juegos eróticos no reproductivos (no coitales) que con juegos eróticos reproductivos (coito). Y como ya hemos dicho en anteriores ocasiones, cuando se estimula durante el coito, no es por efecto del pene en la vagina, sino porque usualmente la mujer está estimulando de forma indirecta su clítoris (por ejemplo, frotándolo con el pubis de su pareja).

La especie humana ha desarrollado muchos juegos eróticos, entre los cuales el coito es uno más. De hecho, en los mamíferos no humanos encontramos ya una sexualidad mucho más variada y compleja que la de los reptiles. Y esa sexualidad se enriquece aún más en el caso de los primates. Pero comencemos por los mamíferos…

Los mamíferos:

Con los mamíferos, se producen una serie de acontecimientos y cambios en lo que se refiere a la sexualidad, entre los que destacamos los siguientes:

 Aparición del útero en las mamíferas placentarias: El útero surge como cavidad que alberga a las crías durante un periodo de gestación prolongado, y gracias a la placenta (para el alimento de las mismas), permite el nacimiento de crías con un alto grado de madurez en relación a las nacidas de otros grupos.

 La aparición del útero genera la necesidad de una cavidad específica para la salida de las crías. Es así como aparece la vagina, como cavidad independiente.

A diferencia de la cloaca de la hembra reptil, que servía como conducto excretor, urinario y expulsor de los huevos, surge el intestino (en las hembras de los mamíferos), que desemboca en el ano, como vía para expulsar las heces.


Es así como, existen pues dos conductos: ano y vagina, aunque aun el conducto urinario sigue desembocando en el interior de la vagina.

La vagina sirve para la salida de las crías y para la recepción del pene. La aparición de la vagina, es posterior en la evolución de las especies a la aparición del clítoris.

La aparición del clítoris se produjo hace 300 millones de años, con la aparición de los reptiles. La aparición de la vagina se produjo hace 220 millones de años, con la aparición de los mamíferos.

Las paredes de la vagina no contienen los receptores sensoriales que están presentes en la superficie de la piel, que son sensibles a la estimulación táctil (caricias…). La vagina, especialmente en sus dos tercios internos, carece de receptores sensoriales, y no presenta excesiva sensibilidad (excepto para la presión muy fuerte).

La vagina, evolutivamente hablando, no fue desarrollada para el placer, sino para la salida de las crías en el parto, y para recibir el pene del macho. También en los mamíferos, el principal punto de sensibilidad y excitación sexual es el clítoris. Las gatas, las vacas, las leonas, las elefantas… y todas las hembras mamíferas, poseen un clítoris, que se sitúa en la entrada del canal vaginal, el lugar donde reciben más estimulación por parte del pene del macho en la cópula.


 En las hembras de los primates va surgiendo además una nueva modificación: El conducto urinario, tiende a independizarse de la vagina, abriéndose paso hacia el exterior. Así surge la uretra como conducto independiente a la vagina y al ano.

 Y para concluir, uno de los acontecimientos que ha producido los cambios más significativos en la anatomía genital ha sido la adopción, hace 6 millones de años de la postura bípeda.


Todo ello tendrá una importancia fundamental en la sexualidad.

Además de todos estos cambios, en los mamíferos en general (y no sólo en los primates) encontramos ya una amplia gama de juegos eróticos no reproductivos, tales como lametones en los genitales, juegos de cortejo muy variados, juegos de masturbación, mordiscos y persecuciones sin fines agresivos (sino lúdicos), conductas homosexuales, diverso tipo de caricias (con la boca o las extremidades, frotando el cuerpo), etc.

María Victoria Ramírez Crespo
Sexóloga y psicóloga
Asociación Lasexologia.com
www.lasexologia.com
www.lasexologia.net

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