miércoles, julio 30, 2008


Las peculiaridades: los materiales del deseo II.

En un artículo anterior mencionamos que en la erótica humana hay muchas peculiaridades del placer y del deseo que nada tienen que ver con el coito, y que no tienen por objeto ni por fin último la reproducción. Mencionamos que la erótica reproductiva (coito) se ha tomado como modelo de “normalidad”, y se ha dado por supuesto que es “lo que le gusta a todo el mundo normal” o “lo que debe gustarle a todo el mundo”.

Sin embargo, el deseo humano se compone de muchas peculiaridades que, por alejarse precisamente del coito heterosexual, ha veces han sido consideradas en muchas ocasiones como “perversiones” o “trastornos”.

Lo cierto es que muchas de estas peculiaridades (las llamadas a veces “parafilias” o incluso “trastornos”), están presentes en gran parte de la población en pequeñas dosis.

Podemos encontrar ejemplos de varias de estas peculiaridades en muchos deseos y gustos eróticos, siendo a veces ingredientes que enriquecen las sexualidades. Incluso las peculiaridades consideradas socialmente más “extrañas” se “cuelan”, veladas y atemperadas, pero presentes al fin y al cabo, en algunas representaciones eróticas del cine y de la literatura, así como en las fantasías y juegos de muchos amantes.

Veamos algunos ejemplos:

- Necrofilia: es posible que las fantasías sobre encuentros eróticos con muertos nos resulten extrañas o pensemos que son tendencias o gustos infrecuentes. Sin embargo, unas pequeñas dosis de esta peculiaridad están incluidas en películas actuales de gran éxito como “Entrevista con un Vampiro”, en la que vampiros (literalmente, muertos en vida) interpretados por actores como Brad Pitt o Tom Cruise, protagonizan escenas de gran carga erótica, que en muchos casos incluyen ataúdes y diversas muertes.

También podemos encontrar ambientes muy del gusto necrófilo en relatos o novelas del romanticismo, en las que las tumbas y los cementerios eran escenarios comunes de encuentros entre amantes. De hecho, todo el ambiente del romanticismo, contiene muchos ingredientes “necrófilos” (ambientes lúgubres, cementerios, fantasmas, noches oscuras…)

Existen frecuentes leyendas que hablan de encuentros eróticos entre vivos y muertos. La película “La Novia Cadáver” de Tim Burton, recrea una de estas leyendas.

- Coprolalia: el gusto por oír o pronunciar palabras obscenas en los encuentros eróticos es una tendencia también bastante común, y que para algunas personas añade sabor al contacto.

- Voyeurismo y exhibicionismo: muchas personas también disfrutan exhibiéndose ante su pareja, o mirando mientras su pareja se acaricia a sí misma, viendo películas o material erótico, u observando a otras personas teniendo encuentros eróticos. Una pequeña dosis de voyeurismo y exhibicionismo está presente en muchos amantes, que hacen espectáculos para sus parejas (pases de ropa interior, mostrarse desnudos, hacer un strep tease…) o disfrutan observando estos pequeños espectáculos.

- Juegos de roles y disfraces: muchas personas disfrutan también disfrazándose, adoptando determinados papeles en el encuentro erótico, vistiendo determinadas prendas (lencería sensual o incitante, por ejemplo…), o encuentran agradable vestir ropas del otro sexo, probarse alguna prenda de ropa de su pareja, etc.

- Zoofilia: en otro orden de cosas, las fantasías eróticas con animales (fantasías que frecuentemente no se traducen en ningún tipo de contacto) son relativamente frecuentes en la población en general. Muchas personas imaginan escenas con animales que no desean llevar a cabo, pero que les producen placer erótico en la fantasía. Otras sí llevan a cabo algunas conductas eróticas que incluyen animales (caricias o masturbaciones con animales domésticos, etc.), aunque son más frecuentes las simples fantasías.

Es curioso mencionar cómo el cine a explotado a veces esta peculiaridad, presentando de vez en cuando a personajes que son una mezcla entre lo humano y lo animal, y que aparecen revestidos de gran carga erótica (por poner algunos ejemplos, el personaje de “Lobezno” de los X-men, o las diversas películas realizadas sobre “la mujer pantera”)


- Fetichismo: en cierto modo, todos los seres humanos son un poco fetichistas. Prácticamente todas las personas con una vida erótica que haya tenido momentos felices, han “erotizado” ciertos estímulos: un olor, una habitación, un color de ojos o un aspecto determinado, una prenda de ropa, una música o sonido, una forma de mirar o moverse… pequeñas dosis de fetichismo son necesarias para enriquecer la vida erótica con recuerdos agradables, para convertir un estímulo neutro en algo potencialmente erótico, que produce alegría y goce porque recuerda a la excitación o al placer erótico de ciertos momentos.

Las historias particulares de cada ser humano con respecto a la sexualidad van configurando los gustos y las atracciones por gestos, conductas, situaciones, o detalles como prendas de vestir y adornos. Es decir, la historia erótica de cada ser humano va configurando determinados “fetiches”.


- Pedofilia: las fantasías con menores de edad son bastante comunes en la población, sin que por ello en muchos casos, esas fantasías pasen de ser más que eso: fantasías. Imágenes o escenas que no se desean en la realidad y que sólo pertenecen al mundo imaginario de la persona. Un ejemplo claro de la presencia de esta peculiaridad sería la famosa novela “Lolita” y la difusión que ha alcanzado. En otros casos, las personas disfrutan llevando a cabo juegos de roles con su amante, asumiendo uno de los dos el papel de “joven seducido/a”, adoptando vestidos o poses de infantes, etc. Sobra decir que las fantasías y la mente son libres, pero que las conductas reales son otra historia, y que es obvio que la sociedad debe proteger y cuidar a los menores, evitando abusos.


- Urofilia, coprofagia: el gusto por la orina, o incluso por los excrementos, está también presente en dosis mayores o menores en gran número de personas. Los genitales y los fluidos son fuente de placer y excitación para muchas personas. El semen, los fluidos vaginales, y también en ocasiones la orina, se asocian a los genitales y el placer que producen. También la estimulación anal o el gusto por lamer o chupar el ano es relativamente frecuente, y es una pequeña muestra de que la urofilia o coprofagia no está tan alejada del común de la población.

En definitiva, mientras se respete la libertad personal, y no se dañe a nadie, resumiremos diciendo que muchas de las conductas y fantasías eróticas que han sido y son consideradas “desviadas” no son en sí perjudiciales ni problemáticas, forman parte de la vida erótica de la mayoría de las personas (en mayores o menores dosis), y son conductas o fantasías que producen un enriquecimiento personal y/o un enriquecimiento de la relación de los amantes.

María Victoria Ramírez Crespo
Sexóloga y psicóloga
Asociación Lasexologia.com
www.lasexologia.com
www.lasexologia.net

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